Dra. Melodie de Jager
En el Instituto Mind Moves, abordamos todas las diferentes etapas de la vida desde la perspectiva del neuro-desarrollo . Hemos encontrado útil aprovechar la biomimética al considerar soluciones para las dificultades en el aprendizaje a lo largo de las fases de la vida.
Un bebé necesita adaptarse a las condiciones en el útero y luego a las condiciones fuera del vientre materno. Los niños pequeños necesitan adaptarse de la dependencia a la independencia, lo que incluye aprender un lenguaje para expresar sus sentimientos y pensamientos. Los niños necesitan adaptarse del mundo del juego y los objetos concretos a un mundo de símbolos, primero símbolos visuales y luego símbolos que representen sus pensamientos y sentimientos en el lenguaje (abecedario, números). Los adultos necesitan adaptarse al mundo en constante cambio del trabajo y los adultos mayores necesitan adaptarse a la jubilación y al envejecimiento.
Nuestra capacidad para adaptarnos se moldea durante la infancia temprana, pero no se limita solo a esa etapa. La infancia temprana es el período en el que el crecimiento y desarrollo cerebral son más rápidos y sin esfuerzo, sin igual en alcance o extensión en etapas posteriores de la vida. En este contexto, la biomimética se refiere a la estrategia de la naturaleza para el desarrollo cerebral infantil y su aplicación tanto al desarrollo cerebral como a la reparación cerebral en los años posteriores. El desarrollo cerebral infantil está impulsado innatamente por el sistema de reflejos primitivos (más sobre el sistema de reflejos primitivos más adelante).
Basado en la biomimética, el Instituto Mind Moves ha desarrollado un método que nos habla de la habilidad para adaptarse desde la vida en el útero hasta la vejez. A lo que necesitamos adaptarnos, puede variar de momento a momento y de contexto a contexto, pero los mecanismos que nos permiten adaptarnos se mantienen más o menos iguales: necesitamos tomar lo que está afuera y convertirlo en algo que esté adentro.
Nuestros sentidos son los mecanismos que convierten la estimulación en forma de vibración, en impulsos eléctricos para que el cerebro pueda dar sentido aquí adentro al mundo exterior, y adaptarse para satisfacer nuestras necesidades y las etapas de la vida. Aquí adentro se refiere al cerebro y sus diferentes niveles utilizados primero para sobrevivir (tronco cerebral) y luego para prosperar (sistema límbico y corteza).
Los físicos nos dicen que todo lo que está allá afuera en el entorno es, en esencia, vibraciones de tacto, olfato, gusto, sonido y luz. Una teoría del todo alude a la gravedad como la fuerza que mantiene todo unido.
En colaboración con un equipo multidisciplinar( ) de especialistas dirigido por el neurólogo Oleg Efimov, nuestras investigaciones combinadas señalan al sistema vestibular como el lugar en el cuerpo donde la gravedad se encuentra con la cognición. Eso significa que todos los procesos cognitivos (pensamiento) se apoyan en los sistemas senso-motrices que convierten la estimulación en forma de vibraciones en impulsos eléctricos que dirigen el desarrollo físico, emocional, social y cognitivo.
El neurocientífico Dr. Daniel Volpert dice: “Tenemos un cerebro por una única razón, y esa razón no es pensar, es moverse. El movimiento es la única forma de impactar en el mundo”, pero incluso el movimiento comienza con el desarrollo de los sentidos del tacto, el olfato, el gusto, el oído y la vista.
En “LA GRAVEDAD – Un eslabón olvidado en el desarrollo infantil”, los autores mostraron que el sistema vestibular está involucrado en la integración sensorial y proporciona al cerebro información sobre la ubicación actual, la orientación espacial y el movimiento. Pero para que podamos movernos adecuadamente, el cerebro primero necesita ser capaz de percibir dónde está la cabeza en relación a los pies.
El cerebro responde constantemente a la gravedad. En esencia, estamos cayendo constantemente hacia el centro de la Tierra. Tal vez por eso la llamamos Madre Tierra, porque nuestra primera relación es con la gravedad que nos atrae hacia ella. Cuando nos acostamos, estamos en reposo, pero Volpert dice que ahí no es donde somos útiles. Somos útiles cuando nos movemos.
Para movernos, necesitamos desafiar la gravedad, necesitamos oponernos a la fuerza descendente de la gravedad, y para eso necesitamos tono muscular. El tono muscular es una fuerza opuesta a la gravedad.
Necesitamos tono muscular para alejarnos de la atracción descendente de la gravedad, pero no nacemos con tono muscular. Las condiciones en el útero amortiguan al bebé de la gravedad y permiten que el feto flote y se mueva reflejamente en el líquido amniótico. Hacia el final del embarazo, cuando la proporción de líquido amniótico, en relación a la masa del feto, se inclina a favor del feto, la gravedad ejerce más influencia en la maduración del sistema vestibular ( ) del feto.
Parece ser la interacción entre la gravedad y el sistema vestibular en desarrollo del bebé lo que es responsable de la rotación del bebé en una posición de cabeza abajo en preparación para el parto fisiológico. También podría ser una respuesta instintiva a la gravedad lo que lleva a una madre a querer estar más erguida y en posición de cuclillas para facilitar un parto seguro.
El sistema vestibular es el más maduro de todos los sistemas sensoriales en el momento del nacimiento para ayudar con el parto y adaptarse rápidamente a la plena fuerza de la gravedad. La complejidad de este proceso puede explicar la duración natural de un parto fisiológico para permitir que el sistema vestibular, así como todo el sistema senso-motriz, se ajusten a la avalancha sensorial al nacer.
La necesidad de alimentarse y el peso de la cabeza del bebé, que es aproximadamente el 25% del peso corporal, brindan el estímulo perfecto para que el bebé mueva su cabeza en contra de la gravedad. El movimiento de la cabeza inicia la secuencia de desarrollo motor de arriba a abajo (cèfalo-caudal). La lactancia materna proporciona la condición óptima para drenar el líquido de los oídos necesario para acelerar el desarrollo del sistema vestibular dentro de un entorno seguro y nutritivo.
Es desde este lugar seguro, piel con piel junto a su madre, que un bebé continúa explorando y adaptándose a un mundo que se mantiene unido por la gravedad.
El despliegue gradual y sistemático de todos sus sentidos y músculos para vencer la gravedad es impulsado por el sistema de reflejos primitivos. Cada reflejo primitivo emerge y es controlado por el tronco cerebral para desarrollar un sistema sensorial específico utilizando movimientos específicos, automáticos y estereotipados.
Como se puede observar en la interpretación del Instituto Mind Moves sobre la expresión de los reflejos primitivos, el desarrollo neurológico se desenvuelve de manera sistemática, ya que la organización funcional del cerebro depende de la neurogénesis y gliogénesis, así como de la migración a posiciones adecuadas dentro del cerebro. La mielinización protege la organización del cerebro y depende de la repetitividad estereotipada de los reflejos primitivos para conectar e integrar los sentidos, el cerebro y los músculos.
Una vez que un reflejo primitivo ha cumplido su función de desarrollo y ha tenido lugar la mielinización, el reflejo primitivo se desactiva para permitir el desarrollo y la maduración sistemáticos de la corteza cerebral.
Impulsado por el sistema de reflejos primitivos, se podría decir que el desarrollo infantil es la lucha sistemática de la humanidad por superar la gravedad.
Según Jean Ayres, un bebé primero necesita establecer un vínculo con la gravedad, lo que se llama seguridad gravitacional, antes de poder desafiar la gravedad y moverse con confianza sobre dos piernas. Cuando un bebé encuentra sus pies y comienza a caminar, es un hito importante en el desarrollo humano que marca un progreso emocional, social y cognitivo emocionante.
Según Inesa Kozlovskaya, considerada la reina de la neurociencia en Rusia, “En el campo de la gravedad, el movimiento humano siempre está conectado con la postura”. Kozlovskaya continúa diciendo que “los receptores gravitacionales se encuentran en las plantas de los pies y actúan como puntos de referencia para construir un sistema de coordinación interno”.
En el Instituto Mind Moves, hemos descubierto que una vez que un niño ha encontrado sus pies, sus vías senso-motoras se han mielinizado y sus reflejos primitivos se han integrado, ya no parecen ser “sensoriales”. Están más atentos a la tarea que tienen en frente y su sistema de coordinación interno les permite moverse con mayor confianza dentro y fuera del aula.
Para más información acerca de LA GRAVEDADhttps://www.mindmoves.co.za/product/gravity-a-missing-link-in-child-development/
Para más información acerca de los Reflejos Primitivos, ver